Numerosas actividades tradicionales del medio rural, recreativas y turísticas están en peligro y se ven afectadas por una caza que cada día se lleva a cabo de forma más intensiva y que se privilegia ante otro tipo de usos en el medio rural.
La caza no conoce límites temporales, se caza durante todo el año y en verano con modalidades especialmente peligrosas como: la caza nocturna y los recechos. Tampoco hay límites espaciales: se caza hasta en los Parques Nacionales, las consecuencias negativas de la caza se extienden por todo el Estado español, con singularidades llamativas en algunas comunidades.
La caza se ha convertido en un "cancer" en el medio rural y solo busca su beneficio y su propia supervivencia.